20 de agosto de 2007

La gran puerta


I


Pero con las manos aun levantadas, los ojos abiertos, buscando el aliento perdido y gritando desesperadamente por aun sentir el dolor de la muerte que fría y punzantemente penetraba mis entrañas me prometí que contaría lo que vi, todo y cuanto pude constatar en aquel lugar de tormento indescriptible y mezquinamente oculto.

No se como llegue ni que buscaba en esa remota y desértica montaña, cabalgaba en mi caballo sintiendo la brisa calida que soplaba en mi cara, mi compañero y amigo de antaño Benito me acompañaba con su hermoso caballo negro regalo de su padre el cual cuidaba no como un simple caballo lo trataba como se trata un hermano menor, lo alentaba todos los días con sus propias manos y nunca dejaba que nadie lo motara, lo maltratara o lo pusiera a trabajar en la finca de su padre, pocas veces he visto ese vinculo entre un hombre y un animal como el que había en esos dos que mas que amo y bestia parecías dos amigos.

Llegamos hasta una emplanda en la cima de la montaña y vino una enorme puerta de hierro oxidado, se veía pesada e impenetrable, la miramos y contemplamos sorprendidos porque nunca antes nos habían mencionado que en aquí arriba había algo mas que sol y arena, la puerta estaba entre abierta, me desmonte y me acerque para ver que había detrás de ella al tocarla se terminó de abrir paridamente, fue rápido y sin sonido al cabo de unos segundos estaba completamente abierta, de ella se desprendía un olor desagradable de medicinas y putrefacción, Benito sugirió entrar a ver pero yo estaba asustado, algo me decía que no era bueno lo que estaba encerrado detrás de esa enorme maza de hierro y concreto, pero entramos.

Había una camilla ensangrentada y muchas herramientas en una mesita que no se veía limpia, al contrario estaba sucia y desatendida, toda clase de aparatos, algunos eran evidentes en que se usaban otros desencadenaban una tormenta de ideas violentas y desagradables, intentamos irnos cuando vinos frente a nosotros otra puerta entre abierta, había una enorme hoguera y un fogón industrial que hervía aceite o algo parecido, al lado de esta se encontraba otra mas pequeña y en el fondo una puerta mas que al lado tenia un pasillo cubierto de sangre, no se para que se usaría eso, pensé ya estábamos muy adentro del complejo cuando nos dimos cuenta que estábamos en lugar que sin importar de quien era no era nada bueno, dimos vuelta y no pudimos encontrar el camino de regreso, todos los pasillos eran idénticos pero había uno que al final de veía luz del sol así que nos dirigimos a el con la intención de salir de aquel lugar, perro llegamos a un patio muy angosto pero largo que al final se podía ver claramente restos humanos en la mitad del patio habían cadáveres en descomposición muy avanzada y cerca de nosotros pisándolos para ser exactos estaban lo recién murtos, mutilados y decapitados, con evidentes rastros de tortura en sus cuerpos.

Había un muchacho cuyo rostro había sido completamente desfigurado, la cara era inconocible y sus manos estaban destrozadas, no pude evitar pensar que antes de morir estaba evitando los golpes en el rostro con sus propias manos y esto se las destruyo por completo antes de perecer antes tan brutal castigo.

Otro cuyo cuerpo estaba intacto, solo sus pies estaban quemados al punto que solo se podía las puntas de sus huesos sin carne, carbonizados y con cicatricen en las pantorrillas, señalaban que su muerte fue lenta y dolorosa quizás prolongada por semanas, sus ojos abiertos y su lengua masticada eran indicio de que la tortura fue muy lenta y extremadamente dolorosa, pero lo que mas me asusto fue ver el cuerpo de una mujer decapitada, cuya cabeza había sido cercenada desde el lado derecho del cuello un poco mas debajo de la oreja hasta la mitad del hombro izquierdo, el cadáver de un niño muy pequeño estaba a su lado, la mitad de su cabeza había sido cercenada desde un poco mas arriba de la oreja derecha, vi la cabecita del niño solo con el ojo derecho después todo lo demás de su cabeza no estaba junto a su cuerpecito, volví a mirarlos y entendí que había decapitado la mujer con una fuerza descomunal y una navaja increíblemente filosa cuando aun tenia a sus hijo en brazos, me desplome de terror mientras Benito arañaba el concreto tratando de abrí una salida en medio de una pared al lado de donde estábamos, vimos el conducto por el cual dejaban caer los cadáveres y subimos a rastras por un hueco sucio y tan ensangrentado que se tornaba resbaloso y varias veces volvimos a caer como si estuviéramos muertos encima de los cadáveres que estaba en el suelo, después de muchos desesperados intentos y sintiendo explotar mis oídos por los gritos de Benito llegamos a una habitación que estaba en frente de la puerta donde afuera veíamos nuestros caballos.

II

Mire a mi derecha y vi muchas armas de extraño aspecto y un mural llenos de planos y mapas que estaban marcados con calaveras y signos nunca antes vistos por ninguno de nosotros, no esperamos ver mas y salimos de la habitación tan rápido como pudimos, ya estamos casi en la puerta cuando se paro frente a nosotros un mujer joven de pelo negro y ropa sucia, estaba vestida con unos pantalones de estilo militar con manchas grises y marrones una blusa negra, un chaleco marrón y un turbante negro que cubría la mayor parte de su cara, se veía firme y como si no le sorprendiera nada de lo que hay veía, nos dijo que no tocáramos nada la entendimos a pesar de sus acento indescifrable, la obedecimos sin decir media palabra, dijo que si salíamos sin apretar el botón rojo al lado del puerta esta se cerraba dejándonos dentro y no tendríamos mejor destino que los que habíamos visto en le patio, lo apretamos cuidadosamente y salimos corriendo con los brazos abiertos y el corazón en las manos.

Me dicen al uruguaya, dijo la mujer, no le pregunte de porque el apodo si era evidente sus descendencia, la seguimos y nos dijo que corramos que se acercaban ellos, no preguntamos ni montamos nuestros caballos salimos corriendo tras ella sin saber para donde íbamos ni de quienes nos escondíamos, me volteé y ver que era lo que nos seguía y vi una cadena de vehículos que se acercaban, el ritmo de los mismo me decía que no nos habían visto y nos ocultamos tras una enormes piedras, cuando llegaron a la gran puerta vieron nuestros caballos e inmediatamente sacaron todos tipo de armas, pusieron una bolsa marrón en la cara de un prisionera que estaba detrás de un Geep con las manos atadas a la espalda, desplegaron todo un grupo de búsqueda e inmediatamente encontraron a un joven que se había ocultado muy cerca de donde se pararon ellos, el líder del grupo se quito el guante negro mientras ordenaba que no lo mataran y lo trajesen frente a el, saco su cuchillo mientras gesticulaba maldiciones y palabras de desprecio, enterró su cuchillo en la garganta del joven que estaba arrodillado frente a pidiendo clemencia, con una mano sostenía la cabeza del joven y con la otra desprendió en claro la garganta del muchacho, guardo su cuchillo, enterró las manos en la arena y las limpio de sus pantalones, tomo de nuevo sus armas y ordeno encontrar a los demás. Volvimos a correr y a Benito no lo dejaron dar dos pasos, le dieron con una ráfaga que les desprendió las dos piernas como ni no estuviesen pegadas a su cuerpo. No se que paso con el pues no volví a mirar a tras, la Uruguaya y yo corrimos como nunca antes en mi vida pensé que llegaría a correr.

III

No llegamos muy lejos, una moto de arena la alcanzo y la tumbo en la arena, ella me grito que corriera, se que me grito que escapara pero lo hizo en un idioma que nunca en mi vida había escuchado antes, me detuve y mire que hablaron con ella y celebraban su captura, la golpearon salvajemente y la arrastraron hasta el interior de la gran puerta. Me deje caer sobre mi cuerpo, estaba tan cansado de correr que casi olvido lo cerca que estaban de mi, vi un charco de agua y me metí en el, me cubrí de lodo y me enrosque instintivamente en forma fetal, parecía una piedras mas, la tarde estaba pasando y el sol se escondía tras el horizonte, escuchaba en el silencio los gritos de esa mujer que parecían desgarrar el cielo nocturno, no quería imaginar su tortura, porque sabia que los hacían no con la intención de sacarle alguna confesión, lo hacían por simple diversión, retorcida y enfermiza, gruñí de rabia y llore de impotencia pero no me podía mover, escuchaba los pasos de nuestros caballos que se acercaban a mi, supe que eran los nuestros, pero sabia que no estaban solos, estaban siendo montados por esos hombres blancos que no sentían, compasión por la raza humana, escuche un golpe en la arena y vi unas votas que se pararon frente a mi, supe que me habían encontrado pero, no podía moverme, el miedo paralizo mi cuerpo y mi corazón latía tan fuerte que la sangre me estaba ahogando, escuche una risa y entonces me pude voltear para mirarlo parado frente a mi con sus armas coladas y una ametralladora con un cuchillo en la punta, la moto en sus manos y en medio de la noche, con la luna sobre su cabeza pude ver como la levantaba para enterármela, ya sentía el dolor de la muerte como fría y punzantemente penetraba mis entrañas cuando desperté de esa horrible pesadilla.

Gritando y buscando desesperadamente el aliento, mirando mis manos sucias de lodo no podía distinguir si lo que recordaba lo había vivido o simplemente lo acababa de soñar.


Fin

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